Empezaremos este ciclo cretense con Minos. Un personaje especialmente interesante por encontrarse a caballo entre la realidad y la ficción.
Minos es hijo de Zeus y de Europa. Son sus hermanos Sarpedón y Radamantis. Por indicación de Zeus, Asterión el rey de Creta, se casó con Europa. Al carecer esta pareja de descendencia propia, los hijos habidos entre Europa y Zeus fueron adoptados por el rey cretense.
A la muerte de Asterión, los tres hermanos aspiraron al trono. Pero Minos para defender su causa, alegó que era deseo de los dioses que el trono cretense fuese ocupado por él. Y para probarlo, afirmó que los dioses le concederían cuanto pidiese. Así pues, Minos construyó un altar consagrado a Poseidón y rogó al dios, que hiciese salir del mar un toro, que él sacrificaría posteriormente en su honor. Del mar surgió un magnifico toro blanco. Pero era tan hermoso el animal, que Minos sacrificó otro toro en su lugar.
Con ésto consiguió que sus hermanos renunciasen a sus pretensiones al trono, pero atrajo sobre sí el enojo de Poseidón. Para vengarse, el dios del mar enloqueció al toro, que a partir de aquel momento vagó furioso por la isla aterrorizando a la población. Además el dios, inspiró en Pasífae una incontrolable pasión por el animal.
Con ayuda de Dédalo, Pasífae consiguió satisfacer sus deseos. De esta unión nació el Minotauro.
Cuando Minos se enteró de lo sucedido, mandó a Dédalo construir el Laberinto, y allí encerró al Minotauro para ocultar el engendro de la mirada de las gentes.
Tras la muerte de Androgeo, Minos organizó una expedición de castigo contra el Ática. La campaña fue favorecida por una peste que asolaba la zona y por Escila, que al enamorarse de Minos le facilitó la conquista de Mégara. Minos exigió a los ateniense un tributo de siete muchachos y siete muchachas, que le debían ser entregados una vez al año, cada siete años o cada nueve años, según las distintas versiones. La misión de estos jóvenes era servir de pasto al Minotauro.
En la ocasión en que Teseo se presentó voluntario como parte del tributo, Minos había acudido en persona a recoger la ofrenda. Durante la travesía, el rey cretense, se encaprichó de Peribea, una de las doncellas destinadas al Minotauro. Para legitimar sus derechos sobre la muchacha, proclamó que era hijo de Zeus, y pidió a su padre una señal que corroborase sus palabras. Zeus envio un rayo. Pero Teseo, que también amaba a la muchacha, alegó que él era hijo de Poseidón. Minos tiró un anillo al mar y pidió a Teseo que con ayuda de su padre lo recuperase para ratificar su afirmación. Nuestro héroe se sumergió en el mar, donde fue guiado por unos delfines hasta el palacio de su padre, allí Poseidón le devolvio el anillo.
Una vez en Creta, antes de ser llevado al Laberinto, Teseo conoció a Ariadna, que quedó prendada del héroe ateniense. A cambio de que la llevase con él y la hiciese su esposa, ella le proporcionó un ovillo de hilo, que le había entregado Dédalo, con el que podría encontrar la salida del Laberinto.
Ya en el Laberinto, Teseo mató al Minotauro a puñetazos y escapó del palacio con ayuda del ovillo. Para evitar que los cretenses le siguieran, hundio sus naves y zarpó llevándose a Ariadna. Cuando hizo escala en la isla de Naxos, Teseo abandonó a la muchacha y prosiguió su viaje hacia Atenas. Los motivos del abandono son variados según la versión. Unas veces se debe a que Teseo amaba a una doncella llamada Egle, otras Hermes o Atenea le ordenan abandonar a la chica.
Tras la muerte del Minotauro y la huida de Teseo, Minos para castigar la intervención de Dédalo, encierra al artista junto a su hijo Ícaro en el Laberinto. Pero Dédalo, construye unas alas para él y para su hijo y con ellas logran escapar del Laberinto.
Minos reinó en Creta con bondad y justicia. Les dio a los cretenses unas leyes tan acertadas, que se consideraban inspiradas por Zeus. Una de las leyendas, relata como Minos acudía cada nueve años a una cueva donde recibía instrucciones de Zeus.
Por la sabiduría demostrada durante su vida, en su muerte, es nombrado por Zeus juez de los muertos junto a Radamantis y a Éaco.
Como podremos observar Pasífae tiene una ilustre parentela plagada de personajes primordiales. Es la esposa de Minos, desciende de Helio y de la ninfa Perseis. Son hermanos suyos Perses, Eetes, Circe y Calipso.
Pasífae, Circe y Medea, sobrina de ambas, forman parte de la élite de las magas de la época, conocedoras de artes de hechicería y expertas en plantas venenosas.
Los descendientes de los soberanos cretenses son: Catreo, Deucalión, Glauco, Androgeo, Ácale, Jenódice, Ariadna y Fedra.
Pasífae, que era una mujer extremadamente celosa, no soportaba las continuas humillaciones a las que se veía sometida debido a la promiscuidad de su marido. Así que para evitar que siguiera engañándola, hechizó a Minos de manera que todas las mujeres que se unían a él morían devoradas por serpientes que salían de su cuerpo. De esta maldición le libró Procris, que poseía una hierba, recibida de Circe, que deshizo el maleficio.
En cuanto al famoso episodio del toro de Creta, los razones que lo motivaron son variadas. Pasífae pudo ser castigada por no rendir culto a Afrodita; o bien Afrodita se vengaba en la joven, de que Helio hubiese revelado sus amores con Ares; o quizás el motivo fue, que Minos no sacrificó a Poseidón el toro que le había promedio. El caso es que Pasífae fue arrastrada a una pasión incontrolable por el toro que Minos salvó del sacrificio.
Para satisfacer su pasión Pasífae acudió a Dédalo, este creó para ella una ternera que parecía real. La esposa de Minos se metió dentro y de esta manera se unió al toro. De esta unión nació el Minotauro, que tenía cuerpo de hombre y cabeza de toro. Este ser fue encerrado en el Laberinto, expresamente construido para él. El nombre del monstruo era en realidad Asterio.
Vamos ahora a ocuparnos de Dédalo. Hijo de Eupálamo y de Alcipe, desciende de la familia real ateniense por parte de su madre, que era nieta de Cécrope.
Dédalo personifica al artista universal, destacó en arquitectura, escultura y es además un prodigioso inventor. Fue el primero en representar la figura de los dioses al inventar la escultura, las obras salidas de sus manos parecían tener vida propia.
Cuando nuestro artista trabajaba en Atenas, tenía como discípulo a su sobrino Talos. Este ingenioso muchacho, a pesar de su corta edad, amenazaba con superar a su maestro. Cuando Talos inventó la sierra, inspirándose en la mandíbula de una serpiente. Dédalo no pudo contener por mas tiempo su envidia y arrojó al chico desde lo alto de la Acrópolis. Su crimen fue descubierto y el tribunal de Areópago lo expulsó de la ciudad.
Dédalo se refugió en Creta, donde fue muy bien recibido por Minos. Allí se convirtió en el escultor y arquitecto del monarca. Para Pasífae, realizó un vaca con un armazón de madera recubierta de cuero, tan perfecta, que el toro de Creta no dudó en aparearse con ella; también construyó el Laberinto, un inmenso palacio lleno de complicados pasadizos, salas y corredores destinados a que aquel que entrase no pudiese encontrar la salida; para Ariadna preparó el hilo que permitió a Teseo salir del Laberinto, tras matar al Minotauro.
Cuando Minos descubrió la muerte del Minotauro y la huida de Teseo, intuyendo la intervención de Dédalo, encerró al artista junto a su hijo Ícaro en el Laberinto. Para escapar de su encierro Dédalo ideó unas alas, hechas de con plumas y cera, con las que salieron volando del Laberinto. Ícaro murió en la travesía, pero Dédalo logró llegar a Sicilia, donde fue acogido en la corte del rey Cócalo.
Minos que había salido en busca del fugitivo, recorría las ciudades prometiendo una recompensa a quien resolviese un enigma que él les planteaba. La prueba consistía en pasar una hebra de lino a través de la concha de un caracol. Cócalo tentado por la recompensa, planteó el enigma a Dédalo. Para resolverlo, Dédalo ató a una hormiga un hilo finísimo y luego la hizo pasar por las espirales de la concha del caracol.
Cuando Cócalo apareció con la concha enhebrada, Minos supo que había llegado a su destino. Hizo confesar a Cócalo que estaba ocultando a Dédalo y logró que se comprometiese a entregarlo. Pero las hijas de Cócalo, instigadas por Dédalo, asesinaron a Minos mientras éste se bañaba.
Dédalo permaneció en Sicilia, donde realizó numerosas construcciones para su anfitrión.